Andalucía, siempre Andalucía

Andalucía tierra de contrastes, donde la naturaleza se muestra generosa, como si de un poema de Lorca se tratase. La luz, esa que baña de plata el horizonte y dibuja sombras que parecen bailar con el viento, es capaz de transmitir en un solo destello lo que muchos no pueden explicar con palabras. Es una luz que penetra en el corazón, una calidez que no se limita al clima, sino a la propia luz de su gente.

Y es que la gente de Andalucía, sin duda, es su mayor tesoro. Con la sonrisa que da calambre en el almasu mirada pura y su generosidad desbordante, los andaluces son la viva representación del «sentir» que impregna la tierra. Son personas que saben disfrutar de los pequeños momentos, del placer de compartir una charla entre amigos, de reír hasta con el alma hecha jirones. 

Carlos Cano: «Ser andaluz, es la mejor forma que yo tengo de ser persona»

El duende no se puede ver ni tocar, pero se siente en el sur. Está en el crujir de las palmas, en el zapateado de un baile, en la voz rota de un cante, en la mirada profunda de quien contempla una puesta de sol.

Este día es un homenaje al sentir andaluz, a nuestra tierra, a nuestra gente, pero también un recordatorio de la riqueza de nuestra historia y nuestra cultura. Es un día para celebrar y para sentirnos afortunados por pertenecer a un lugar donde el corazón siempre late al compás de su duende.

Andalucía, no hay lugar en el mundo que me arrope como tú 

Por las eternas primaveras que nos regalas, por la pasión, la cuna y el arte. Por nuestra identidad, nuestra manera de sentir las cosas, y de decirlas. Por Andalucía.