
La derrota -casi inesperada- del Recreativo de Huelva ante el Real Betis B hizo aflorar las dudas en torno a un equipo mal confeccionado en verano que tampoco ha sido «remendado» en el mercado de invierno en el que la lucha de egos y los intereses han primado sobre el bienestar del equipo. Porque el Decano está, por si no nos habíamos dado cuenta de ello, en un alto riesgo de descenso.
Lo dicen los números y las sensaciones de un equipo con el que poco puede hacer el entrenador. Nadie duda de la capacidad del técnico vasco ni de sus buenas ideas, pero sí se duda, cada vez más, de una plantilla que no está dando el nivel para soportar la presión que supone descender con el escudo del Decano en el pecho. Para muestra un botón: Tras vencer en Alicante con dos zarpazos individuales -sobre todo el de Navas en el último minuto-, otros dos errores individuales provocaron la derrota en casa. Y eso que muchos recreativistas pensaban en sumar la segunda victoria consecutiva, por primera vez esta temporada.
Pero, lejos de conseguirlo, tenemos que repetir lo que dice el titular: Íñigo Vélez no da con la tecla. ¿Por qué? Es algo que pocos pueden saber salvo él. Su sistema de juego es, sí o sí, jugar con cinco defensas atrás y dos carrileros que salten a la presión de manera acompansada al resto. Lo más difícil del fútbol es, hacer una buena presión colectiva, sin que se descosan las carencias. Y al Recre, le hacen un roto con muy poquito. He ahí que comiencen a aflorar las dudas en torno a una idea de juego que se cimenta en «una buena presión, intensidad y crecer desde la seguridad defensiva», pero que carece de esa seguridad en todos los partidos. Desde la llegada de Vélez, el Recre solo ha sumado tres porterías a cero y en dos de ellas, tampoco marcó.
El equipo no es seguro atrás
Nadie dice que lo que está haciendo el técnico no sea lo adecuado. Lejos querremos estar de eso pero sí nos preguntamos si no hay otros planes de partidos que el de jugar con un sistema «poco habitual» en el fútbol actual y que se utilza solo en casos particulares. Tampoco estamos diciendo que con otro sistema el equipo vaya a reaccionar de manera disitnta pero sí que hay ocasiones en las que hay que agitar el árbol para saber si tiene o no tiene manzanas arriba.
Los dos partidos venideros, Intercity y Atlético Sanluqueño, van a marcar el futuro inmediato del equipo que tiene que reponerse de errores individuales, crecer de manera colectiva y encontrar el equilibrio en las dos áreas en tiempo récord. No parece una tarea sencilla de lograr pero si hay una persona que puede hacerlo es Íñigo Vélez que está tocando todas las teclas emocionales en un barco sin capitán real, en medio de un oasis de dudas institucionales y que quizás, haya llegado el momento de tocar otra serie de teclas que le den al equipo otras soluciones capaces de sorprender a unos rivales que siguen viendo en el Decano al gran rival a batir a pesar de que la clasificación diga justo lo contrario.
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